Y mientras esperamos que abran el Starbucks....

Si, asi como digo... no puedo esperar mas! Bah, mentira, puedo esperar, pero tengo ganas de volver a ver y saborear una de esas asquerosisimas tazas de café aguado. Si, leen bien, tengo ganas de eso. Porque mas allá del café, el Starbucks en sí era una experiencia mística. Increíble. Y si, al fin y al cabo, deliciosa también.
No por el café, sino por lo que lo acompañaba. Esos budincitos, tortitas de todo tipo, muffins, pies, muffins -ah ya los nombre-, pero por sobre todas las cosas... LAS COOKIES... se... esas fueron las que poco mas de un año atras me hicieron engordar los miles y millones de kilos que aumente... por dios... son la perdición. Eso si, no todas. Las mejores podían hallarse solamente -pff, claro solo ahí- en Attitash(Attitrash para los amigos). Eran perfectas, o sea... no se como describirlas (ya me parezco a los gordos que describía Nico en el anterior post).
Son esas cookies gigantes, como del tamaño de dos manos mias, que las miras y se les nota lo tiernito, lo lindo, lo rico... que el color de los chips de chocolate - que por cierto tienen un tamaño descomunal - delata lo sabroso que puede ser... ñamñamñam... me dio ganas de comer una de esas.
En fin, todo esto va a que de repente, me dieron ganas de sentir esos -30º, tener nieve a mi alrededor, y estar tomando un cafecito mas que ¿rico? junto con esa deliciosa cookie. Pruebenlo alguna vez, es de los momentos mas relajantes del universo, cuando te sentas ahí mirando la nada, con un vacío total en la cabeza.... My goooooooddddd..... que lindo...


Bueno, para completar el ALMA DE GORDA que salió de mi esta nochecita, les dejo la receta -robada- de las cookies.
Ommm...retiro lo escrito antes, porque...acabo de ver la receta y no pienso copiarla ahora... cuando tenga tiempo y menos sueño...la copio... porque VALE LA PENA





LA GORDA.